EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI Y EL HIPER-PRESIDENCIALISMO
- Hernán Salgado Pesantes
- 23 abr 2020
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Hernán Salgado Pesantes
Texto tomado de mi último libro “El sistema presidencial en América Latina – Del caudillismo autocrático al hiper-presidencialismo constitucional”, segunda parte, pp. 82 y siguientes. (Publicación de CEP, Quito, 2017).
Para afrontar los múltiples problemas de política, de gobierno y de la sociedad que no se solucionaron en el siglo XX y como una receta “nueva”, en algunos países -como es el caso del Ecuador-, se recurrió al hiper-presidencialismo. Ironizo aquello de “nuevo o nueva” porque en realidad –bajo un detenido análisis y paciente lectura- se llega a la conclusión que no lo es, salvo la etiqueta o denominación; ¿hechos políticos nuevos?, es un decir.
Sea como fuere, las soluciones políticas aparecen encubiertas con el manto ideológico del socialismo del siglo XXI. A pesar de todo lo que se ha escrito y debatido sobre esta forma de socialismo, dicho socialismo se presenta como una ideología imprecisa en su contenido, de interpretación difusa y de construcción inacabada.
Debemos entender –y así lo han señalado sus adherentes- que este socialismo pretende ser diferente del socialismo marxista-leninista de la Unión Soviética y de sus países satélites; por ello este socialismo aparece con su marco cronológico del siglo XXI, lo cual sirve para alejar la carga negativa de sus errores pasados. Para entonces tampoco faltaron países inconformes con una forma de avasallamiento, como la antigua Checoslovaquia y Hungría que buscaron el rostro humano del socialismo comunista.
Suele señalarse que corresponde al sociólogo alemán Heinz Dieterich el uso de esta denominación a finales del siglo pasado, quien se propuso actualizar los postulados marxistas pero sin alterar las cuestiones básicas del pensamiento de Marx, como la lucha de clases. Dieterich elabora propuestas teóricas en el ámbito de la economía política y en el campo de la participación democrática de la ciudadanía para construir una sociedad libre de explotación.
Un denominador común se vuelve el rechazo del neoliberalismo y la necesidad de fortalecer las políticas sociales mediante una mayor inversión pública que no priorice el pago de la deuda estatal. La meta es alcanzar la equidad social con la reducción de los índices de pobreza en la región. En todo caso, el socialismo del siglo XXI se ha presentado como una ideología de izquierda, particularmente sensible en la defensa de la soberanía nacional e independiente de los centros financieros internacionales.
Esta corriente ideológica se instala en algunos países de Latinoamérica, como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua. En Argentina recibe el aval en el gobierno de los esposos Kirchner y en Brasil, el gobierno de los trabajadores encabezado por Ignacio Lula da Silva ofrece un ambiguo auspicio. El presidente ecuatoriano Rafael Correa durante todo su mandato (que pasan los diez años) ha insistido que su “revolución” está avanzando hacia el socialismo del siglo XXI, el cual tiene sus propias características. Y esta alternativa ideológica responde a los fracasos de las políticas neoliberales.
Los hechos políticos y económicos que han ocurrido en la región hacen ver que el ciclo del socialismo del siglo XXI está concluyendo, en medio de contradicciones; mientras los críticos señalan que el tiempo se ha encargado de establecer que existe un abismo entre las proclamas de los gobiernos que asumieron posturas de carácter socialista y la realidad de estos países latinoamericanos.
En efecto, termina el año 2017 y sigue pendiente la edificación de una nueva sociedad. Lo que se ha presentado es una severa crisis en todos los órdenes: no solo en lo económico sino también en lo político, social y moral.
El caso de Venezuela es paradigmático y a la vez paradójico al ser un país que acumula una de las mayores reservas mundiales de petróleo y no obstante ha condenado a sus ciudadanos al desabastecimiento de los productos más elementales y a una total inflación, al crecimiento de la delincuencia y a una polarización de los ciudadanos no vista antes.
Frente a la compleja situación venezolana y a la que se presenta en el Ecuador, vuelve la pregunta sobre la compatibilidad entre el socialismo del siglo XXI y la democracia. En los inicios de nuestro siglo la respuesta positiva era fácil de sostener. Teóricos y simpatizantes afirmaron que esta corriente ideológica es totalmente democrática, que le da al pueblo la oportunidad de participar e intervenir en las decisiones del Estado, tomadas por sus representantes en el gobierno.
Al momento actual, los gobiernos del socialismo del siglo XXI con su obsesión de concentrar el poder y acumular las atribuciones presidenciales, resultado de una hipertrofia exacerbada; con una suerte de adicción por la reelección inmediata que permita permanecer en el cargo de modo indefinido, han demostrado que están mucho más cerca de la autocracia. Que esta ideología no es compatible con los principios democráticos.
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Buenos días, Dr Hernan Salgado, siempre reconoceré su dedicación y aporte a la sociedad con sus libros y sobre todo con su administración de justicia cuando estuvo como Presidente de la Corte Constitucional del Ecuador, lo felicito y lo admiro mucho. un decir cómo dicen los niños “ cuando sea grande quiero ser como usted” saludos y abrazos sinceros. Dra. Ines Guerrero Celi
abogada